Crisis sistémica global y budismo: hacia un cambio de paradigma
JORDI SOLÉ OLLÉ
La situación actual de emergencia ambiental global se viene previendo y avisando por la comunidad científica, con evidencias cada vez más numerosas, desde hace décadas. La pandemia como un caso de zoonosis, el colapso de los ecosistemas (y el consiguiente riesgo de seguridad alimentaria global), el agotamiento de los recursos materiales y el cambio climático, nos sitúan ante una época sin precedentes en la historia de la humanidad. El paradigma socioeconómico con el que hemos llegado a esta situación de crisis, nos fuerza a nivel individual y colectivo a elegir entre mantener un tiempo más nuestra posición privilegiada (autocentrada) o hacer un cambio para dejar un planeta habitable a las generaciones venideras. Este cambio se puede afrontar con la visión integradora del budismo, que conlleva trabajar a tres niveles: colectivo, individual e íntimo. En esta charla veremos cómo ciencia y budismo van de la mano en las acciones a nivel colectivo e individual, pero, además, el budismo nos aporta herramientas muy útiles a nivel interno para navegar los difíciles tiempos de crisis actuales y futuros desde una perspectiva holística e integradora.
Las tres crisis actuales
Desde hace décadas la ciencia viene avisado de los graves problemas que nuestra civilización tendrá que afrontar de no haber un cambio de rumbo que implique una manera diferente de relacionarnos con la naturaleza y como vivimos en y de ella.
Actualmente, los estudios científicos nos dicen que ya hemos rebasado ciertos límites y que, de seguir así, en esta década vamos a situaciones que pondrán en jaque, no solo a nuestra civilización sino a la humanidad y al conjunto de la biosfera en la forma que la conocemos actualmente. Esta situación se puede ver como una crisis global que tiene tres ámbitos: el clima, la biosfera y su ecología y los recursos necesarios para mantener nuestra sociedad, en particular el más importante, la energía. Así pues, vamos a ver, brevemente, cada una de estas crisis.
1.1. Climática
La crisis climática se presenta por el hecho de que la evolución histórica de las variables físicas y químicas que caracterizan la atmósfera y el océano, está cambiando de una forma que no tiene precedentes en los registros geológicos de, al menos, un millón de años [1]. Las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) como el CO₂, producto de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) han aumentado tremendamente en las últimas décadas y esto tiene, según el IPCC (organismo de las Naciones Unidas que asesora a los gobiernos sobre el cambio climático) consecuencias desastrosas para la vida en la Tierra tal como la conocemos: cambios en los patrones de precipitación, aumento de los eventos extremos (sequías, inundaciones), subida del nivel del mar, pérdida de hielo ártico, subida de la temperatura media, desertización, etc. Por esto el IPCC advierte que es necesario reducir las emisiones de GEI a cero en las próximas décadas a fin de no agravar la situación actual, ya de por sí, extremadamente delicada.
1.2. Ecológica
Otro de los impactos de nuestra forma de vida se refleja en la crisis ecológica. Los cambios que estamos imponiendo en los ecosistemas del planeta a todas las escalas (espaciales y temporales) son muy importantes: la pérdida de población de insectos polinizadores, pérdida de suelo fértil, disminución de los acuíferos, incremento de las especies invasoras, modificación de la bioquímica de los océanos, descenso de la producción de alimentos a nivel mundial con el consecuente riesgo de seguridad alimentaria (incapacidad de producir alimento para toda la población mundial), aumento de los contaminantes de todo tipo (plásticos, metales pesados, pesticidas), etc.
1.3. Energética
Aquello que permite que todo nuestro sistema socioeconómico funcione con normalidad es el acceso a volúmenes de energía grandes y que se puedan consumir de forma rápida y fácil. Esto, históricamente, ha sido posible gracias al uso masivo de combustibles fósiles, cuya producción (y, por tanto, consumo) ha ido creciendo en el tiempo. Pero esta situación de incremento de la producción se ve, actualmente, amenazada por dos cuestiones: el estancamiento de la producción empezado en la década pasada con el pico del petróleo crudo, y la imposibilidad de seguir explotando este tipo de energía si queremos limitar las emisiones para reducir los impactos del Cambio Climático. El problema que enfrentamos pues actualmente es la necesidad de dejar de lado los combustibles fósiles y utilizar otras fuentes de energía, básicamente renovable. El problema con el cambio o transición a energías renovables es doble. Por un lado, presentan características de uso (no siempre hay sol o viento cuando lo necesitamos) y de suministro (su densidad energética es baja, es decir, la cantidad de energía que se puede obtener por superficie utilizada) muy diferentes a los combustibles fósiles. Por otro, el requerimiento de materiales (cobre, litio, cobalto, neodimio, etc.) para poder extraer esta energía es limitado y la superficie ocupada por las instalaciones renovables también, con lo que la capacidad de incremento de la producción de energía se ve limitada en el futuro, disminuyendo, por tanto, los recursos en una situación como la actual en que las dos crisis explicadas anteriormente nos imponen la necesidad de más energía.
Estas tres crisis nos llevan a una situación de mucha incertidumbre presente y futura, ya que los cambios que están sucediendo tienen impactos muy difíciles de predecir con exactitud. Esta incertidumbre se traduce en una fragilidad más grande del sistema socioeconómico y, por lo tanto, tenemos que plantearnos, como sociedad cómo podemos transformar este sistema con todas las herramientas a nuestro alcance. Hay una necesidad estratégica de reflexionar sobre cuál es el modelo social final al que queremos llegar, teniendo en cuenta que no hacer nada nos conduce al desastre colectivo y, por ende, individual.
Ciencia y budismo ante el futuro
Nos encontramos pues ante una encrucijada sin precedentes, no sólo para la humanidad sino para toda la biosfera. En este sentido, la ciencia se ocupa de la esfera racional, de medidas empíricas, y trata de tomar una perspectiva independiente del observador por lo que tiende a no considerar el individuo y sus cambios de comportamiento como punto clave de la transformación necesaria. Así pues, el futuro requiere transformaciones a todos los niveles, combinando acciones exteriores y cambios de visión. Y es en este sentido que el budismo aporta una perspectiva complementaria a la ciencia para apoyar la gestión de las crisis y ayudar a una transformación individual y social, una transformación que parta del individuo y se propague a toda la sociedad.
Hacia un cambio de paradigma
Como se ha comentado anteriormente, para evitar el desastre colectivo e individual necesitamos un cambio radical en la manera de entender el mundo: transformar(nos) desde un punto de vista individualista-utilitarista-material a una visión en la que la vida sea el punto central de referencia. Partimos de una sociedad cuya visión está centrada en el individuo (Figura 1) y, a partir de él, se construye la sociedad. Transformar esta visión implica cambios a tres niveles: colectivo, individual e interno/íntimo. Así, es importante complementar la visión del ecologismo (protección de las especies animales y vegetales) con la visión budista de protección a la vida desde el amor y la compasión (S.S. Gongma Trinchen Rimpoche [2]).
En la filosofía/práctica budista se enfatiza tanto la comprensión racional (lógica y conocimiento empírico/ciencia) cómo la práctica y la gestión emocional, así pues, si queremos cambios (vitales) duraderos no pueden nacer exclusivamente de la comprensión intelectual, tenemos que experimentar lo que hemos reflexionado para poder integrarlo en nuestra vida (de las enseñanzas del venerable Lama Rinchen Gyaltsen [3]).
Pero ¿cuál es el paradigma actual y cuál podría ser el futuro, después de esta transformación? El paradigma socioeconómico actual se basa en una visión distorsionada del mundo: los humanos nos pensamos/vemos como parte separada de la Naturaleza/Ecosistema. Esta visión actual se presenta en tres grandes ideas fuerza o pilares:
(1) limitaciones/individualismo como base para la mejora personal
(2) materialismo/utilitarismo y, por lo tanto, la objetivización de humanos y no humanos
(3) progreso como motor de cambio social
Estos pilares, al ser antinaturales, producen un estado alejado de la tranquilidad debido a la insatisfacción básica que busca ser compensada y, de ahí, la generación de agitación/estrés. En la Figura 1 podemos ver el esquema de cómo se ordenan en este paradigma actual las nociones de individuo, sociedad, ecosistema y medio ambiente. En la base tenemos el individuo, pero este no tiene una referencia interior y, por lo tanto, se ve atrapado en la concepción o visión materialista apoyada en los tres pilares anteriores.
Teniendo en cuenta lo escrito anteriormente, el nuevo paradigma tiene que compensar la distorsión derivada de los tres grandes pilares: (1) compensar el individualismo con la empatía; (2) el materialismo y la objetivización (cosificación) con una visión trascendente; y (3) la idea de progreso como bienestar y motor del cambio social por una mayor presencia y consciencia que se plasme en un mayor vitalismo o valor de todo aquello que está vivo. Por otro lado, los síntomas a nivel exterior que, como he dicho, se reflejan en estrés y agitación necesitan de una práctica regular de más higiene mental a través de la meditación, para compensar este estrés con paz y serenidad. Así, este nuevo paradigma se puede esquematizar en la Figura 2, partiendo de la visión y poniendo los límites del esquema en el medio ambiente como condicionante de las acciones a todos los niveles. Esto nos lleva a que todo parte del cambio interno e íntimo. En la esfera íntima (más allá de la visión) el altruismo y la generosidad son los ejes movilizadores. La visión empática se convierte en el centro de esta transformación que se irá transformando/re-alimentando con la experiencia (conocimiento experiencial). En la parte más práctica, la meditación se establece como una herramienta para el trabajo transformador en una época de grandes necesidades de tranquilidad y serenidad. Como consecuencia, se pretende llegar a reducir del individualismo y fomentar el crecimiento de la cooperación. El esquema final, después de esta transformación está representado en la Figura 3 donde, al integrar visión trascendente e individuo, se tiene una visión experiencial de las interconexiones e imbricación de las diferentes esferas de interacción: visión, individuo, sociedad y ecosistema.
Conclusiones
Nos enfrentamos a tres grandes crisis (ambiental, ecológica y energética/recursos). Estas crisis requieren un cambio de paradigma social que se debe apoyar en una nueva visión del mundo. La visión/filosofía budista complementa la ciencia para ayudar al cambio necesario, este cambio nace de la transformación interna, trabajando la serenidad interior, la trascendencia, la presencia y, sobre todo, la empatía. Con esta nueva actitud podemos ayudar al gran reto colectivo actual. Para saber más, se puede consultar la conferencia ‘Crisis sistémica global y budismo: hacia un cambio de paradigma’ [3].
Enlaces
[1] https://ourworldindata.org/grapher/co2-concentration-long-term
[2] https://www.amazon.com/Freeing-Heart-Mind-Three-Teachings/dp/1614296332
[3] https://www.youtube.com/watch?v=7Nl-3fRwNcE
[4] https://www.youtube.com/watch?v=pjDHAhAThhs
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El Dr. Jordi Solé es investigador en los campos del clima, medio ambiente, ecología y energía. Doctor en Física Aplicada por la Universidad Politécnica de Cataluña. Ha participado en 21 proyectos científicos, liderando cuatro de ellos. Ha escrito 54 publicaciones y es revisor de 7 revistas internacionales. Ha participado en más de 50 congresos científicos nacionales e internacionales. Ha sido co-asesor de dos tesis doctorales, actualmente es co-asesor de tres doctorados y ha sido miembro de tribunales y tesis de la DEA y tiene 14 años de experiencia docente de maestría y pregrado coordinando varias materias (en la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Politécnica de Cataluña y Universidad de Barcelona). Ha publicado varios artículos de divulgación y ha participado en diversos medios de comunicación (radio, televisión e impresos) y también tiene un blog en catalán sobre temas relacionados con la energía / medio ambiente y sus implicaciones para la sociedad.
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