Budismo y sociedad. Notas para una sociología budista o/y sociología del budismo. Segunda parte

JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ DÍAZ

Puede leer la primera parte del articulo aquí

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C. Budismo para entender la sociedad. Hacia una sociología budista

El centro de análisis sociológico y de lo social es muy parecido al centro de análisis budista. El budismo es muy social, es muy sociológico. 

Podríamos caracterizar una sociología budista intentando aplicar conceptos centrales del budismo para el estudio de la sociedad: las cuatro nobles verdades, felicidad/sufrimiento, amor, compasión, altruismo, los otros, interdependencia, originación dependiente, impermanencia y cambio, la inexistencia de un yo sustancial, ley del karma, etc. Sería introducir y aplicar estos conceptos a la sociología para entender mejor la sociedad, para acercarnos mejor a la realidad.

La fusión e interacción entre ambas aproximaciones (teóricas y metodológicas) puede ser útil tanto para la sociología, al incorporar conceptos y dimensiones, como para acentuar la dimensión social en el budismo y su impacto social.

Puede ayudar a ver el mundo social desde la perspectiva budista y con las metas budistas: la felicidad vs. el sufrimiento; el amor bondadoso vs. la violencia; la compasión vs. el odio; el gozo vs. la envidia; la ecuanimidad vs. la diferenciación y el poder; la armonía y la paz vs. el conflicto. Y como el deseo (de más, de poder) y la no visión adecuada lleva a no entender debidamente los procesos sociales y acaba en conflicto y sufrimiento.

Esa visión de lo social nos puede ayudar a configurar un proyecto de camino/acción social budista. Podemos pensar en un camino espiritual social (quizás combinando meditación social con práctica social). Es decir, utilizar los instrumentos analíticos (visión, método) para entender la sociedad, sus problemas, sus soluciones. Por ejemplo, eso significa la identificación en sociedad del sufrimiento, sus causas y sus soluciones. O la felicidad, sus causas, y el camino para llegar a ella; o la pobreza y la desigualdad, sus causas y soluciones, etc.

Para ello podemos utilizar las cuatro nobles verdades como guía principal, como método de análisis para identificar problemas, causas y soluciones. O para definir metas sociales y las formas de alcanzarlas.

El Buda, al enunciar las cuatro nobles verdades, destaca el «sufrimiento» en este mundo. Descubre y muestra el sufrimiento existente, plantea que el sufrimiento tiene causas y apunta a los sistemas de causación (nada es fortuito). Y si se conocen las causas se puede descubrir cómo acabar con el sufrimiento aplicando los ocho pasos que propone.

En resumen, nos aporta la identificación de problemas (individuales y sociales) y la identificación de las causas estructurales, nos hace pensar en forma de hacer frente al problema (si hay causas hay soluciones) y nos plantea cómo solucionar los problemas. Y podríamos hacer lo mismo para las metas sociales: la identificación de las metas, los elementos generadores de las mismas, existe por tanto la posibilidad de alcanzarlas, y los pasos para lograrlo.

Fotograma de la película Un Buda, dirigida por Diego Rafecas.

D. Budismo social. Camino, proyecto social

Una Sociología del Budismo implica una aproximación al budismo como proyecto y camino social.

Gueshe Kelsang, en Introducción al budismo [1], ofrece una breve descripción de las enseñanzas del Buda y que hacen referencia a esta dimensión social:

Cuarenta y nueve días después de que el Buda alcanzara la iluminación, recibió peticiones para que impartiera enseñanzas. Como respuesta a estas súplicas, el Buda surgió de su meditación estabilizada y giró por primera vez la rueda del Dharma. Estas enseñanzas, que incluyen el sutra de las cuatro nobles verdades y otros discursos, constituyen la fuente principal del budismo hinayana o vehículo menor. Más tarde, Buda giró por segunda y tercera vez la rueda del Dharma, y enseñó los sutras de la perfección de la sabiduría y el sutra que discierne la intención, respectivamente. Estas instrucciones son la fuente del budismo mahayana o gran vehículo.

En las enseñanzas hīnayānas, Buda nos muestra cómo lograr la liberación propia del sufrimiento, y en las mahāyānas, cómo alcanzar la iluminación total o budeidad para el beneficio de todos los seres. Ambas tradiciones florecieron en Asia, al principio en la India y más tarde en otros países, incluyendo el Tíbet. Hoy día, empiezan a florecer en Occidente.

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La bodhicitta y los bodhisattvas son conceptos/significados clave en el budismo (fundamentalmente mahāyāna y vajrayāna) y se centran en la acción para ayudar a los demás (seres) a alcanzar la Iluminación. La iluminación (el fin del sufrimiento) de todos los seres se convierte en el objetivo central del budismo y de los bodhisattvas.

Todas estas dimensiones y aspectos (el budismo como enseñanzas para la sociedad, la iluminación de la sociedad, de todos los seres, la acción de comunidades y sociedades) me llevan a pensar en la práctica budista para la transformación social. La práctica budista no sería solamente para la transformación individual, sino también para la transformación social.

Y el camino está lleno de pasos que son sociales, que implican acción social (acción hacia otros). El amor bondadoso, la compasión, la ecuanimidad e incluso la ley del karma (acción) implican, todas ellas, interacción con otros. De hecho, una parte muy importante de los budistas desarrollan y participan en acciones hacia los demás, y destacan con las tasas de acción social más altas.

Y todo ello, además de mostrar el impacto social de la práctica budista, me enfrenta al reto de pensar en la forma social de elementos frecuentemente considerados como individuales.  Por ejemplo, en referencia a la meditación, ¿podemos pensar en meditación social y qué significa? La meditación social o colectiva puede resultar en estados mentales y movimientos energéticos diferentes, así como en la creación de identidades sociales. ¿O cómo traducimos la compasión o el amor bondadoso en acciones de la sociedad y no únicamente como acción individual? La pregunta fundamental es cómo configurar la práctica colectiva y pasar del mundo individual al mundo colectivo. Es decir, ¿cómo la sociedad podría implementar esos valores? (incorporarlos en su forma de entender y hacer). Ser conscientes de la interdependencia (causal) puede facilitar ese paso.

Podemos recurrir de nuevo a las cuatro nobles verdades, específicamente a la tercera y cuarta, para intentar responder a esta pregunta.

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La tercera verdad es el modelo causal social: Si hay causas, habrá soluciones. La ley del karma, el origen codependiente, y la interdependencia representan un modelo causal social que apunta a soluciones sociales y estructurales a problemas sociales con causas sociales.

Y la cuarta contiene el noble óctuplo camino que conduce al fin del sufrimiento y que también podemos ver y entender como un camino social [2].

Podemos entonces entender el sufrimiento como algo social con causas sociales, y podemos entender también que las soluciones son soluciones sociales. 

Los cuatro inconmensurables [3], también conocidos como las cuatro cualidades infinitas o las cuatro sublimes actitudes, son conceptos importantes en el budismo y son también netamente sociales. Son actitudes que los seguidores budistas buscan cultivar para alcanzar la iluminación y ayudar a los demás. ​Los cuatro inconmensurables son: amor bondadoso, compasión, alegría empática y ecuanimidad. [4] 

La activación de estas cuatro actitudes, junto con las cuatro nobles verdades, es fundamental para crear un entorno pacífico, feliz y armonioso para la vida de todos los seres en el mundo (sintientes y no sintientes). La combinación de actitud altruista, la sabiduría y la atención plena es esencial para la creación de un estado ideal de existencia social. 

Este budismo social está orientado a lo social, a la mejora de las sociedades, y a su liberación del sufrimiento. Esto implica la responsabilidad social del budismo, de los budistas. Su mundo no es únicamente el mundo individual; es también el mundo social.

Aplicar el modelo budista es entendernos en interacción con el todo y ser parte interactuante del todo. Entonces, podemos pensar y crear una acción colectiva, moviendo el sistema de interacciones y generando movimiento colectivo. 

La meta sería la transformación social hacia sociedades y un planeta en paz, armonía y bienestar (sin sufrimiento).Sería la aplicación del modelo causal budista a nivel social.

E. Aportaciones para una mejor sociedad

El Buda fue realmente una persona disruptiva y revolucionaria. El budismo es bastante revolucionario y disruptivo de la sociedad en la que nació, pero también de la sociedad en la que vivimos actualmente. Y ello es así porque, en definitiva, el budismo esencialmente está abogando por la igualdad, por la no diferenciación social, por la ecuanimidad. Ese es el principio fundamental.

Es pragmático, racional. Siempre habla de causas y condiciones, de la ley del karma, de la interrelación, de la interdependencia, de soluciones, de acciones. Nos permite entender mejor lo social, las problemáticas y dinámicas sociales, y también sus causas y soluciones. En este sentido, al menos la forma de budismo que vemos en Occidente, es muy actual. Y es de especial relevancia la idea de la acción para conseguir objetivos. El conocimiento, en este caso los sutras (el Dharma), está al servicio de un buen fin; es para alcanzar una meta futura.

Esto está ligado al papel del futuro en la visión budista. Su visión de futuro es también muy pragmática. En el budismo siempre se habla de estar en el presente, para ser plenamente conscientes, para saber cómo estamos actuando y así llegar a un cierto objetivo. Se utiliza el futuro para pensar en el presente y para actuar en el presente y crear futuros mejores.

Abad Densho Quintero y comunidad del primer templo oficial Soto Zen Colombia Fuente: https://www.religiondigital.org/escuela_de_contemplacion_salmos-_victor_r-_moreno/Abad-Templo-Soto-Zen-Colombia-salmos-Espiritualidad_7_2532416738.html

Otro tema central en la visión que tenemos del budismo es la felicidad. La felicidad es un elemento clave porque se asocia al cese del sufrimiento y al deseo universal de ser felices (como afirma el Dalái Lama). Por ello, el budismo atrae a muchos occidentales, ya que coloca la felicidad en el centro de nuestra existencia y nos orienta en su búsqueda.

Al hablar de la felicidad en Occidente, hay que tener en cuenta cómo esa idea encaja en los modelos sociales y culturales, dado que, para el budismo, la felicidad también tiene una dimensión social y colectiva, no es exclusivamente parte del dominio individual. Esta aproximación coincide con los trabajos de Inglehart [5] cuando define la felicidad como un componente central de los valores postmaterialistas que emergen con el progreso social y económico de las sociedades. La influencia del budismo ha contribuido a que cada vez se hable más de felicidad como un bien colectivo, con una dimensión social, y se vaya convirtiendo en una meta social.

Es interesante notar además cómo felicidad se diferencia progresivamente de la satisfacción, como ejemplo del reemplazo progresivo de valores materialistas por valores postmaterialistas. 

El budismo ha sido clave en la transformación del centro analítico y de acción social, del sufrimiento a la felicidad, de la lucha contra el sufrimiento a la búsqueda de la felicidad (en un proceso similar a los cambios conceptuales en sanidad pasando de centrarse en la enfermedad a buscar la salud, o en la psicología y sociología positivas). Quizás el elemento principal es que es alcanzable, la felicidad es vista y presentada como factible tanto a nivel mundano como no mundano.

Esta conceptualización de felicidad se acerca a la definición que hace Buddhadāsa Bhikkhu [6]. La felicidad mundana significa la satisfacción del hambre, del deseo, de lo que buscamos. En cambio, la felicidad verdadera es cuando no existe el hambre, no existe el deseo. Y como no deseamos, no hay sufrimiento. Y no es que no haya sufrimiento porque ya hemos satisfecho nuestro deseo, sino porque no hay deseo.

Si nos fijamos en todo ello, podemos discernir el impacto importante del budismo en la sociedad. Una parte importante del discurso y de la justificación y legitimación de la búsqueda de la felicidad se basa en la filosofía budista, se basa en el no sufrimiento, en la búsqueda del bienestar, del no sufrimiento. Y como resultado, se ha ido convirtiendo en una nueva y emergente meta social.

Además, y de suma importancia, el budismo implica empoderamiento. Supone capacitación, aprender un camino, para liberarnos del sufrimiento y alcanzar la felicidad individual y social.  El budismo puede implicar empoderamiento para la construcción de futuros sociales deseados.

F. Conclusiones (¿cuál es la aportación social del budismo?)

La visión del no-yo, de la interrelación e interdependencia, nos lleva a reconocer el vínculo entre todos los seres (humanos o no) y que nuestras acciones negativas (o positivas) sobre otros acaban produciéndonos mal (o bien) a nosotros mismos. Favorece la armonía en las interacciones con los demás, la ecuanimidad y el amor bondadoso. De ello se deriva también una conciencia planetaria que favorece la acción en defensa de la vida en el planeta.

La noción de «vacío» nos conduce a la visión de una realidad en cambio continuo (impermanencia) con todo en interacción. Entenderlo nos permite comprender la inevitabilidad del cambio, y aceptarlo y de las posibilidades de nuevas realidades.

La «ley del karma», la ley de causa y efecto, enuncia que toda acción tiene sus efectos a través del sistema de interacciones. Esta visión de la realidad nos permite visualizar los futuros efectos posibles de la acción y ajustarla para evitar ciertos efectos no deseados o para acercarnos a los efectos deseados. Nos obliga a estar en el presente para visualizar y construir futuros deseados.

Algunas de las contribuciones más importantes son la eliminación del sufrimiento y alcanzar la felicidad como meta, y el planteamiento analítico y de acción para alcanzarla propuesto en el noble óctuplo camino: sabiduría, conducta ética, meditación/concentración. La sabiduría para una visión y comprensión correcta del sufrimiento, sus causas, y soluciones. La conducta ética (hablar, actuar y vivir correctamente) para favorecer la reducción del sufrimiento. Y la meditación/concentración (esfuerzo, atención y concentración correctas) para guiar la acción hacia la meta deseada.

El budismo procede con el sufrimiento y el cese del sufrimiento. Con estos dos objetivos, prescribe una metodología central en forma de las cuatro nobles verdades para localizar el problema, para diagnosticar la causa del problema, para prever la solución y para prescribir el remedio en forma de camino medio, que consta de ocho factores. [7]  Si hay sufrimiento, no sucede sin ninguna causa. Por lo tanto, una vez se conoce la razón del sufrimiento, es posible su erradicación y su erradicación es posible siguiendo el camino prescrito por el Buda.

Comunidad Soka Gakkai Argentina: https://www.sgiar.org.ar/humanismosoka/n140717.htm#

Un tema fundamental para entender la visión y orientación social del budismo es el hecho de que no hay un poder sobrenatural que no solo nos ha creado, sino que además del cual dependemos para liberarnos del sufrimiento o para acceder al cielo/nirvana. De hecho, el mensaje del Buda tiene como objetivo el empoderamiento de las personas, es decir, la capacitación de las personas, para poder acceder a ese estado de liberación, para poder salir del sufrimiento, para poder crear una sociedad sin sufrimiento.

Ese empoderamiento supone también crear sociedad porque uno de los elementos fundamentales del budismo es la no existencia de un yo solo, aislado, sino la total interacción. Por tanto, de alguna forma, el empoderamiento de un individuo implica también un empoderamiento colectivo y facilita la acción colectiva. En ese sentido, esa sociedad empoderada es la que marca su futuro.

De hecho, es la idea de un yo autónomo e independiente, solo, en lugar de un yo interconectado y que tiene significado con la interconexión con el todo, la que nos hace débiles.  Es la cooperación la que crea innovación, la que crea riqueza, la que crea sistemas de ayuda, la que promueve el avance social. Por tanto, esa idea (y conciencia) de interacción, de interdependencia, de colaboración, ayuda a avanzar hacia futuros mejores para todos.

Su metodología es extremadamente moderna. Y cada vez más actual en muchos aspectos, como en temas de empoderamiento, en el método causal, en el tema de lo social, en el tema de la interdependencia con el medioambiente, etc. Además, vivimos cada vez más en una sociedad muy interrelacionada y global. Los altos niveles de interconexión y contacto han supuesto un gran avance en lo social y colectivo.

Su planteamiento causal y su visión de la realidad (interacción e interdependencia), centrales en la cosmovisión budista y creados hace más de 25 siglos, son elementos centrales en la aproximación científica y la visión de la realidad actual. De hecho, es un mensaje que tiene sentido, quizá más que nunca, en esta sociedad global donde la interdependencia es total y la conciencia de la misma ha avanzado mucho.

Los valores y visiones budistas son un contrapunto a los valores y metas dominantes y ofrecen posibilidades de modelos sociales futuros alternativos. Todo ello supone un cambio radical en los objetivos sociales y también de la forma de entenderlos y alcanzarlos.

Mi lectura del budismo incluye la dimensión social y creo que aporta un significado adicional, interesante. Y de especial relevancia en la sociedad global y con una identidad planetaria creciente.


[1] Kelsang Gyatso, G. (2000). Introducción al budismo. Una presentación del modo de vida budista, Ed. Tharpa, España.

[2] Una propuesta inicial sería la presentada en páginas anteriores:

  1. la perfecta visión como entendimiento de las causas estructurales que dan lugar al sufrimiento,
  2. la perfecta intención teniendo el bien colectivo o social como objetivo,
  3. el perfecto hablar como discurso positivo de amor y no odio, de no racismo, no …ismos,
  4. el perfecto obrar como acciones positivas por el bien de otros,
  5. el perfecto medio de vida como una vida armoniosa que no provoca mal a los demás,
  6. el perfecto esfuerzo como pensamiento positivo, acción adecuada,
  7. la perfecta atención como contemplación de la no dualidad, de que somos la totalidad), y
  8. la perfecta concentración que sería entender la interdependencia en causas, soluciones y resultados, todo está interconectado.

[3]   Mettā Sutta (AN 4:125).  https://www.dhammatalks.org/suttas/AN/AN4_125.html

[4] 1. Amor bondadoso (mettā): Es el deseo activo de que todos los seres sean felices, sanos y prósperos. «que todos los seres puedan ser felices, vivir felizmente y conocer las causas de la felicidad».

  1. Compasión (karuṇā): Se trata de la voluntad de aliviar el sufrimiento de los demás. «que todos los seres puedan estar libres de sufrimiento, y entender las causas del sufrimiento para poder eliminar lo negativo de sus vidas».
  2. Alegría Empática (mudita): Esta cualidad involucra encontrar felicidad en el bienestar y el éxito de los demás. «que todos los seres puedan vivir siempre en la felicidad, que seamos todos capaces de alegrarnos de la felicidad propia y ajena».
  3. Ecuanimidad (upekkhā): Se refiere a mantener la calma y la estabilidad mental en todas las circunstancias, tanto placenteras como difíciles: «que todos los seres puedan vivir en la ecuanimidad, libres de parcialidad, apego, indiferencia y aversión, con una mente estable y serena ante los sucesos internos y externos».

[5] Inglehart, Ronald (1977). The Silent Revolution: Changing Values and Political Styles Among Western Publics. Princeton University Press

[6] Buddhadasa Bhikkhu (1988). Happiness and Hunger. Liberation Park.

https://www.suanmokkh.org/system/books/files/000/000/017/original/Buddhadasa-Happiness-and-hunger.pdf?1599465552

[7] Mahākkhandhaka, Mahāvagga, Vinaya Piṭka.1.6.13, VRI.13.

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El profesor José Antonio Rodríguez Díaz completó su doctorado en Sociología en la Universidad de Yale (EE. UU.) con becas del Social Science Research Council y la Comisión Fulbright. Es Catedrático y ha sido director del Departamento de Sociología y director del Programa de Doctorado en Sociología, en la Universidad de Barcelona. Ha sido profesor visitante en el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard, en la Universidad de Yale y en la Universidad de California en Santa Bárbara. Sus investigaciones y publicaciones actuales se centran en el papel de las redes sociales en las organizaciones y sociedades, los estudios de futuros y las dimensiones sociales de la felicidad. Estas líneas de investigación convergen en el estudio de los procesos de transformación y articulación del budismo en la sociedad moderna.