Belleza y Memoria
Joseph Houseal
Recordar la vida de manera hermosa es una elección. La danza es un arte que se origina de la vida misma. El cuerpo humano como médium contiene dentro de sí todos los aspectos de la humanidad y al convertirse en un símbolo significativo puede alcanzar niveles profundos de experiencia, y comunicarse de forma universal. La danza adopta estilo, forma y belleza; lleva consigo la tradición, la interpretación contemporánea y la habilidad para transformar la conciencia.
Cuando la danza empieza a desaparecer, a extinguirse, una parte de la vida de una cultura también muere: su expresión ritual, comunal, su relación con el medio ambiente, su apoyo a los valores espirituales. ¿Cómo se salvan los valores y cualidades de una danza que está despareciendo para así lograr su futura difusión y poder continuar comprendiéndola?
La organización que yo dirijo, el Núcleo de la Cultura (CoC), sigue la práctica actual de la danza, y trabaja en conjunto con habitantes locales para reforzarla. El Núcleo de la Cultura (CoC) realiza documentación científica de danzas ancestrales, en la que se aprecia su estructura y coreografía. Buscamos condiciones perfectas. La parte cumbre de ese trabajo es un archivo de 500 horas acerca de la danza butanesa budista que se encuentra en la sección para danza de la Biblioteca Pública de Nueva York para las Artes Escénicas.*
En años pasados, los exploradores tomaron fotografías y realizaron filmaciones que incluían danza. Tal vez ellos no eran especialistas de la danza, ni de las filmaciones, pero reconocieron el significado de la danza para una cultura y con frecuencia intentaron grabarla, demostrando la amplitud de su contexto social y religioso, y a menudo, ante sus ojos, su singularidad.
Las siguientes tres imágenes son obra del reconocido explorador sueco Sven Hedin (1865–1952), quien realizó cuatro expediciones a Asia Central a finales del siglo pasado. Hedin era un artista notable y un fotógrafo de confianza. La primera, un dibujo, evidencia su profundo énfasis en el contexto y la exactitud. En ella se puede apreciar un grupo de monjes que toman té en el patio ceremonial del monasterio de Tashilhunpo.
En la segunda, una fotografía, se observa un grupo de mujeres Ladakhi de la aldea Chusut practicando danzas en un patio empedrado. Los trajes, el entorno, y el movimiento son todos reales en un sentido antropológico. Se trata de documentación etnográfica. En la tercera imagen: un grupo de cuatro mujeres: Hedin prefirió separarlas del contexto de lugar y ceremonia para enfocarse en aspectos de las mujeres y sus adornos; aisladas, para dar vida a un bosquejo realista en acuarelas. Las mujeres y sus galas se pueden apreciar por completo, por sí mismas, como objetos de estudio.
Más recientemente, el explorador y fotógrafo holandés Peter Bos se propuso una misión para sí mismo justo en la etapa media de su vida: dejar su carrera como hombre de negocios para poder visitar lugares donde la cultura está desapareciendo. Peter Bos es un artista. Su trabajo fotográfico estará en exhibición a partir del 21 de marzo en el Museo Nacional de la Humanidad en Bhopal, India. Un libro de sus fotografías: Los últimos cazadores de cabezas tatuadas: Los Konyaks, con textos de Phejin Konyak, ha sido considerado por varios publicistas. Bos ve belleza en lo que fotografía, una especia de presencia eterna que trasciende en el tiempo. Pero más que eso, al mismo tiempo, las fotografías—de personas aisladas—expresan fragilidad. La transmisión no se puede llevar a cabo con solo una persona.
Aquello que Bos preserva no es contexto coreográfico o antropológico. Bos preserva lo que es sublime en su peculiaridad, lo que pareciera ser de épocas antiguas, y que sobresale por sí mismo, con su propia nobleza. En esto es heredero del exquisito estilo del etnógrafo Norte Americano Edward Sheriff Curtis (1868–1952), cuyas fotografías de los primeros habitantes de Norte América siguen siendo una de las documentaciones más fascinantes de esa gran civilización.
Estas fotografías son una especie de retrato de estudio, lo que ha generado problemática tanto con artistas de estilo de estudio y como con artistas del género del retrato, de cara a una cultura distinta. (A decir verdad,admiro tanto a artistas de estudio como artistas de retratos.) Los retratos de Bos son obras de gran belleza, y tan solo por eso, perdurarán.
Bos logra comprender algo de la ejecución al fotografiar también a la hermosa gente de la montaña de Brogpa, una tribu, ni Ladakhi ni Kashmiri, que se dice desciende de los Aryans. Los Brogpa hablan su propio idioma. Son conocidos por su increíble joyería y sus extraordinarios tocados florales.
En la fotografía de abajo se aprecia el traje ceremonial que utilizan para las danzas del festival de la cosecha, así como también para las danzas que realizan en los festivales budistas cham, y en el monasterio Lamayuru en Ladakh. Los Brogpa recorren kilómetros para atravesar elpaso de montaña Fotu-la, y así poder asistir. Un oráculo que va llorando, vestido de mujer, los acompaña, sumido en un trance, y permanece con ellos los tres días que dura el ritual budista cham. Los Brogpa danzan el último día. Esta fusión de costumbres locales en celebraciones budistas es bastante común, de hecho es una característica de los festivales budistas tanto antiguos como modernos.
La memoria se abstrae y objetiva aun más con la impresionante exhibición de joyería del Himalaya y Asia Central, Vanishing Beauty (Belleza desvaneciente), en el Instituto de Arte de Chicago a partir del 19 de Junio de este año. La curaduría de esta exhibición está a cargo de una de las más destacadas especialistas en arte asiático: Madhuvanti Ghose, Curadora Asociada de Alsdorf para arte de la India, de Asia Sudoriental, del Himalaya, e Islámico en el Instituto de Arte. Su conocimiento amplio y detallado propicia una participación oportuna en esa colección de tan amplia extensión geográfica. Similarmente amplias son las funciones de las piezas de joyería.
La coleccionista Barbara Kipper es una rara avis. Ha viajado a la India más de diez veces y a África más de veinte veces, y en 1968 realizó una expedición por tierra desde Londres hasta Afganistán. La señora Kipper ha visitado casi todas las culturas budistas de Asia. También es una patrocinadora constante del ballet clásico, y tiene muchos conocimientos en materia de danza.
La señora Kipper tiene dos cualidades que pueden estar presentes o no en una expedición: ojo de coleccionista y un gusto selectivo. Su colección de joyería del Himalaya y Asia Central está entre las mejores y más amplias del mundo.
Ella está cediendo parte de esta colección al Instituto de Arte de Chicago en aras de cumplir con su deber cultural dándoles un hogar a esas piezas “huérfanas”, donde sus cualidades puedan ser admiradas y entendidas, incluso a pesar de que los orfebres y oráculos estén desapareciendo gradualmente. Muchas de las piezas de joyería de su colección son específicas para presentaciones de danza sagrada, social y marcial. La exhibición contará con piezas de joyería como las que se han podido apreciar en este articulo en las fotografías de Peter Bos de la gente Ladakhi y Brogpa.
¿Qué secretos puede revelar la joyería? ¿Quépoder puede tener una pieza de joyería sobre personas para quienes la religión y los rituales son algo remotos, y los pasos de baile inconcebibles? Como un estudio en contraste, imaginemos la corona de ritual del pueblo de Newar perteneciente a la colección Kipper junto a una fotografía de un monje de danzas tántricas budistas utilizando una corona similar. Ambos iluminan: la danza con un sentido de excepcionalidad; y el objeto de museo con un eco de pérdida inminente. Imaginemos las joyas de las fotografías de Peter Bos. . . sin mujeres que puedan lucirlas, sin danza para realizar.
Los Oráculos Budistas son bailarines en trance, la danza es ejecutada por monjes selectos y en ocasiones por altos lamas. Esgrimen sus espadas, cortan sus lenguas, y corren rápidamente a lo largo del borde del techo del monasterio con sus ojos vendados. Muestran su poder; anuncian sus profecías con base en su experiencia. Uno de los objetos poderosos de la colección Kipper es una pechera de un oráculo, un espejo de la mente. Veámoslo con detenimiento.
¿Quién era ese Oráculo? ¿Cómo era su danza? ¿Cómo entró en un trance? ¿Cómo se seleccionan los Oráculos? La idea de la señora Kipper al ofrecer su colección al público a través de los museos es que estos objetos- aislados, abstractos, y comúnmente más relacionados con la apreciación estética de la belleza—puedan llegar a ser portales, referencias, el inicio de una forma de viajar al pasado, para completarnos con la exploración de la excelencia humana que va desapareciendo, lo que la memoria de la civilización va logrando retener. El contexto de belleza para nuestras memorias es uno de respeto, y señala otro medio para la transmisión de lo que va quedando.
* Colecciones digitales de la Biblioteca Pública de Nueva York : Proyecto de Danza de Bután, Núcleo de la Cultura ( Core of Culture)
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Esta columna está dedicada a la hermosa memoria de mi padre, William Houseal.