Entrevista a Abraham Vélez de Cea sobre la actitud del Buda hacia otras tradiciones religiosas
CARIDAD MARTÍN NIETO Y DANIEL MILLET GIL
El Dr. J. Abraham Vélez de Cea es profesor de Budismo y Religiones del Mundo en la Eastern Kentucky University (EKU), Kentucky (EEUU), desde 2006. Antes de unirse a EKU, enseñó Ética Budista y Misticismo Budista-Cristiano en el Departamento de Teología de la Universidad de Georgetown, en la ciudad de Washington (EEUU). Es miembro activo de The Society for Buddhist-Christian Studies y del Grupo Reflexivo Crítico-Constructivo Budista de la Academia Americana de Religión.
Vélez de Cea es autor del libro The Buddha and Religious Diversity (Routledge, 2013), donde analiza la actitud del Buda hacia a la pluralidad religiosa. También ha publicado distintos artículos sobre el diálogo interreligioso y diversos aspectos del pensamiento budista primigenio en revistas especializadas como Philosophy East & West, Sophia, Journal of Interreligious Dialogue, Buddhist Studies Review, Journal of the International Association of Buddhist Studies, Journal of Buddhist Ethics y Journal of Buddhist-Christian Studies. En español también tiene publicados cuatro libros, entre ellos una traducción del Majjhima Nikaya, los sermones medios del Buddha (Kairós,1999), una selección de cincuenta sermones, y otras publicaciones.
Buddhistdoor en Español: ¿Cuál fue, a su juicio, la actitud del Buda hacia las tradiciones religiosas de su tiempo?
Abraham Vélez de Cea: Llevo muchos años dedicado a los estudios interreligiosos, ya que mi tesis doctoral fue con Raimundo Panikkar (1918–2010), un experto y pionero en el diálogo interreligioso. Mi interés procede de mi formación con Panikkar y de la importancia que tiene conocer más de otras religiones. Es como verse en un espejo. Un pionero de la historia de las religiones en Occidente, Max Müller (1823 –1900), decía que quien conoce una sola religión, en el fondo no conoce ninguna.
El contexto histórico del Buda desde el punto de vista religioso-filosófico es muy diverso. Los textos pali son fundamentales para conocer la religión de la India de esa época, hacia el siglo v a. C. En aquella época había una tradición de ascetas itinerantes agrupados como «seguidores de». El Buda encabeza uno de esos grupos, él es un maestro y, al mismo tiempo, también fue aprendiendo de otros maestros, como Alara Kalama y Uddaka Ramaputta, que fue con quienes aprendió técnicas meditativas con distintos estados jhana o de concentración, concretamente los inmateriales. Sin embargo, el Buda vio que con eso no obtenía la solución al problema del fin del sufrimiento; es decir, de ese modo se llega a un estado meditativo muy sutil, muy placentero, pero uno no termina de liberarse del sufrimiento, que era lo que el Buda estaba buscando. Así que siguió buscando otro tipo de prácticas, como las practicas ascéticas, el ayuno, las respiraciones retenidas y otras.
La actitud del Buda con todos estos grupos es de apertura al diálogo, pero sin comprometer lo que él entiende como correcto y verdadero. El Buda tenía una serie de criterios sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal, es decir, el Buda no es un relativista, pero tampoco es un dogmático ni un fundamentalista. En los textos pali vemos que está continuamente en diálogo, algo que era inevitable, porque iba de ciudad en ciudad, de bosque en bosque, y en esos aledaños se encontraba con otros que llevaban el mismo tipo de vida, los samanas (en pali) o sramanas (en sánscrito) que disfrutaban de esos debates.
BDE: ¿Y frente al brahmanismo en particular?
AVC: El Buda pertenece a los grupos de ascetas, pero también, en el contexto histórico, es contemporáneo de la tradición brahmánica. El brahmanismo es un proto-hinduismo. Yo no hablaría de hinduismo en la época del Buda, pues es un anacronismo y no es correcto históricamente. Ahí encuentra una serie de personas de la casta de los brahmanes que tienen una visión del mundo y de la religión que, en aquellos tiempos, requería el sacrificio de animales y, además, tenía una estructura social muy estática, muy poco abierta a otras personas que no pertenecieran a determinada casta, lo que implicaba conceptos de pureza e impureza. Aquí el Buda, normalmente dialogante, se muestra crítico. Acepta la ideología procedente del brahmanismo, la asume, pero le da un nuevo significado. Tomar un concepto de otra tradición y darle un significado propio demuestra el talante que tenía el Buda con otras religiones, ya que si fuera una persona dogmática fundamentalista no lo haría. De hecho, hay un texto precioso que dice que cuando estemos en desacuerdo en algo, no hablemos de eso e intentemos hablar de lo que tengamos en común.
Pero cuando hay un debate, lo que hace el Buda es establecer un diálogo. Por ejemplo, cuando se habla de la pureza del brahmán, el Buda plantea que éstos se tienen que lavar como los demás, que sus mujeres tienen la menstruación como las demás, etc. Esto les muestra que el concepto de pureza basado en la casta donde has nacido no se corresponde con los hechos, ya que un brahmán es alguien que alcanza la pureza ético-espiritual, independientemente de si ha nacido en una casta o pertenece a ella. Esto relativiza por completo el brahmanismo, ya que, según esto, todo el mundo tiene acceso al ideal de ser brahmán.
Es muy difícil, si no imposible, encontrar alguna situación en la que el Buda denigre a personas de otras escuelas. Hay un ejemplo de esto que me parece muy significativo. En la última conversación que tiene el Buda con un miembro de otra escuela (detallada en el Mahaparanirvana Sutta), el asceta jainista Subhadda, se acerca al Buddha en el lecho de muerte, y le pregunta: «Hay muchos famosos maestros que enseñan disciplinas distintas a las tuyas ¿están ellos también en la verdad o no?». Y entonces el Buda le contesta: «Déjate de esas preguntas y déjame que te enseñe el Dharma: […] cuando en una tradición o una escuela se puede encontrar el óctuple noble sendero, entonces se puede decir que en esa escuela hay ascetas que han llegado a estados de liberación supremos, pero en las escuelas donde no haya el óctuple noble sendero allí no se encuentra…». Es decir, le está dando un criterio, que es un principio de condicionalidad: si P (el óctuple noble sendero), entonces Q (liberación). Yo estoy publicando este argumento, porque estas palabras del Buda no han sido bien interpretadas. Creo que basta con remitirse al criterio condicional: si no está el óctuple noble sendero, entonces esas escuelas están vacías de ascetas que hayan llegado a la liberación.
El Buda es crítico con el brahmanismo porque relativiza a los dioses, ya no son seres que liberan ni que ayudan en el camino espiritual, ya no hace falta hacerles ofrendas para apaciguarlos ni para conseguir bienes de carácter mundano. Buda fue criticado por emplear la ironía en una ocasión, a orillas de un río, cuando otro asceta estaba invocando a los dioses para que le ayudaran a cruzar el río y él le hizo ver que aquello era una tontería, que los dioses no estaban para eso. Esto ha servido para interpretar al Buda como un ateo irónico, como hace, por ejemplo, Stephen Batchelor, pero yo creo que hay otras interpretaciones posibles.
El Buda reinterpreta que los dioses ya no son figuras salvadoras, a las que alabar y ofrecer sacrificios. En eso, el Buda es muy claro, pues en el Digha Nikaya (colección de discursos largos) analiza todos los sacrificios que se hacían en su época y al final declara que el sacrificio supremo es, nada más y nada menos, que llevar una vida ética y espiritual.
Voy a poner otro ejemplo: cuando Upali, un jainista, se declara discípulo del Buda después de haber perdido el debate, el Buda le dice: «Por favor, no dejes de seguir apoyando y haciendo ofrendas de comidas a los monjes jainistas y […] sigue investigando, asegúrate de seguir investigando».
BDE: ¿Cuáles son sus proyectos cara al futuro?
AVC: Estoy editando un libro sobre actitudes budistas hacia otras religiones desde el punto de vista del budismo tibetano y el budismo theravada, en el que Bhikkhu Bodhi escribe un capítulo y yo otro. Lo publicará Equinox e imagino que estará en librerías en 2020, por nombrar uno de los numerosos proyectos en los que estoy involucrado.