Relaciones sociales y COVID_19

José Antonio Rodríguez Díaz

Los humanos somos una especie social y la interacción social (las relaciones sociales) es una de nuestras fortalezas. Al estar ancladas en una determinada orientación positiva hacia los demás, así como en la confianza y en una idea de reciprocidad, han facilitado tanto la cooperación como el cuidado de los miembros más débiles. Y ello nos ha hecho más fuertes y nos ha permitido avanzar socialmente. Las relaciones sociales han sido la fuente de las organizaciones sociales históricas (grupos, tribus, clanes, comunidades) y de la sociedad global actual. Y con el avance en los sistemas de relaciones nos damos cuenta de que vivimos en un «mundo pequeño» donde la ley de los «seis grados de separación» nos coloca a todos los humanos a seis pasos del resto. Estamos interconectados por lazos fuertes y débiles. Y en una visión budista de la realidad, yo soy nosotros, y soy también todos, en tanto que ligado a todos, y por tanto todos dependiendo de todos. O como comenta siempre el Dalai Lama, somos siete mil millones de personas interdependientes.

Bristol, UK. Artist: Angusart85. Fuente: boredpanda.com

Las relaciones sociales toman la forma de redes sociales y son conceptualizadas como capital social, una forma social emergente que define bien a la sociedad del S.XXI. Las relaciones sociales, y el capital social, facilitan el acceso a recursos materiales e inmateriales, son fundamentales en la creación de identidades individuales y colectivas, facilitan o limitan la acción individual y colectiva, y son las formas de participar en la creación, mantenimiento y cambio de las sociedades. Las relaciones contribuyen a la cohesión social que a su vez conduce a resultados sociales tales como salud, prosperidad económica, felicidad, etc.

De forma muy general podemos hablar de dos tipos básicos de relaciones sociales: «bonding» (de unión) y «bridging» (de puente).

«Bonding» son las relaciones que unen individuos o grupos que tienen bastantes cosas en común creando identidades sociales similares. Son creadores de confianza y facilitadores de la cooperación interna del grupo mediante ligámenes fuertes. Son dominantes en sociedades tradicionales.

«Bridging» son los lazos que conectan individuos o grupos que están socialmente muy distanciados mediante relaciones abiertas y horizontales. Las normas de respeto relacional están basadas en estatus social similar, no en identidades sociales similares. Requiere que traspasemos nuestras identidades políticas, sociales y profesionales para acercarnos a aquellos a los que no nos parecemos Especialmente importante para la democracia y la diversidad en sociedades modernas.

En resumen, las relaciones de «bonding» unen a personas y grupos similares, y tienen como resultado estructuras cerradas con niveles muy altos de confianza. Las relaciones de tipo «bridging» unen a personas y grupos diferentes, unen mundos sociales diferentes, mediante niveles de confianza más débiles.  Estas relaciones atraviesan fronteras sociales e incrementan la tolerancia y aceptación de personas, valores y creencias diferentes. Son muy importantes en tanto que posibilitan el acceso a recursos y oportunidades de una red social a otra. Las relaciones familiares y también con las amistades son fundamentalmente del tipo «bonding». Las relaciones con conocidos son un claro ejemplo de las «bridging». A veces las amistades, y los familiares lejanos, también pueden ser ligámenes de tipo «bridging» al conectar con redes externas.

New York, USA. Artist: Jilly Ballistic. Fuente: boredpanda.com

Relaciones sociales y COVID-19.

Frente a las enfermedades infecciosas y pandemias (HIV, ébola, influenza, y coronavirus), las relaciones sociales han sido, y son, su forma de propagación y por tanto parecen la debilidad del sistema social. Pero no hay que olvidar que, a la vez, han posibilitado la configuración de una comunidad científica internacional basada en transmisión de ideas y conocimientos que ha facilitado la cooperación global ante problemas globales y responder con mayor rapidez a su amenaza. Además, han posibilitado sistemas de apoyo y cuidados que han facilitado la recuperación de los enfermos.

El conocimiento de las redes sociales a través de las cuales la infección se expande ha hecho que la respuesta a la pandemia haya sido precisamente intentar detener y reducir las relaciones sociales débiles, las «bridging relations», que conectan grupos y sociedades heterogéneas. Ante la rápida extensión global del COVID-19, la mayoría de los países afectados han actuado de forma muy similar intentando, con diferentes suertes, frenar la propagación mediante el cierre de fronteras, el confinamiento de sus poblaciones y la aplicación de medidas estrictas de distanciamiento social.

Los efectos sanitarios de tal cierre social pueden son medidos en términos de tasas de infección, tasas de mortalidad, y tasas de éxito curativo. Para poder empezar a analizar el impacto social de estas medidas estudiamos los cambios en las relaciones sociales durante el confinamiento y en el papel de los otros y la sociedad en general en los planteamientos futuros de la población mediante la encuesta online «Relaciones sociales y vida cotidiana durante la crisis COVID-19» realizada entre el 11 de abril y el 20 de mayo del 2020*.

La sociedad son relaciones sociales. De cooperación, ayuda, apoyo. Algunas son fuertes y otras son débiles. La pandemia, en sus efectos sobre la visión que se pueda tener de la relación con el otro como un peligro potencial, y el confinamiento y mantenimiento de la «distancia social» (utilizado por las políticas sanitarias) han tenido obviamente un impacto importante en los sistemas de relaciones sociales. Cambia el modelo relacional y las prioridades relacionales (reflejadas en relaciones más intensas).

Antes del confinamiento las relaciones más intensas (diarias) eran con conocidos (personas con las que se trabaja, vecinos, etc), seguidas de las relaciones con familiares cercanos y con amigos (Gráfico 1). Mientras que la mayoría de las relaciones con conocidos eran diarias, las relaciones con familia cercana y amigos se distribuían entre relaciones diarias (algo superiores en familia) y relaciones semanales (algo superiores con las amistades).  Las relaciones con la familia extensa eran muy ocasionales.

Gráfico 1

Durante el confinamiento las relaciones más intensas (diarias) pasan a ser con la familia cercana y en menor medida con los amigos. También aumentan sustancialmente las relaciones diarias con la familia lejana, aunque con ellos siguen dominando las relaciones menos frecuentes. El confinamiento provoca una gran reducción (más de la mitad) de las relaciones sociales intensas con los conocidos, con los cuales se pasa a tener relaciones más ocasionales o se pierden momentáneamente.

Enfermeros y encargados de la salud en celebración por el Día Internacional de la enfermera en las afueras del hospital Mt. Sinai Queen, en Nueva York. Fotografía Prensa Libre: Angela Weiss / AFP

En el Gráfico 2 se pueden ver las transformaciones en las pautas relacionales a causa del confinamiento. Se puede constatar que todas las relaciones han sufrido y se han reducido con todos los grupos de personas, aunque el incremento de las relaciones abandonadas ha sido paralelo a la distancia social. Se han perdido menos relaciones en la familia cercana (un aumento del 4%) y han ido aumentando hasta la mayor pérdida en las relaciones con conocidos (13%). Hay un cambio entre el tipo de relaciones: muchas de las relaciones ocasionales con la familia (cercana y extensa) se transforman en relaciones intensas diarias. En el caso de los amigos muchas relaciones semanales pasan a ser diarias, pero muchas más se pierden. Y en el caso de los conocidos, una gran parte de las relaciones diarias pasan a ser ocasionales (26%) y también muchas se pierden.

Gráfico 2

La pandemia y el confinamiento provocan un cambio radical del modelo de relaciones sociales: se incrementan las relaciones intensas diarias donde antes había un dominio de lo semanal y ocasional (en las relaciones con familia y amigos) y las relaciones antes diarias ahora son ocasionales o se pierden (con los conocidos).  Se intensifican las relaciones, y aumentan las relaciones llamadas fuertes, generadoras de identidad y proveedoras de apoyo («bonding»), pero se resienten las relaciones llamadas débiles («bridging» conectoras con mundos sociales externos.

Otra forma de relaciones sociales son las construidas mediante las prácticas religiosas. En nuestro estudio vemos que, y siguiendo una pauta similar de intensificación, ha aumentado la práctica (religiosa o espiritual) diaria, ya sea individual o grupal (Gráfico 3), y han disminuido mucho las prácticas menos frecuentes (semanales u ocasionales). Con el confinamiento y ante la imposibilidad de reunión y de asistencia a los centros de culto, se podía esperar que las prácticas religiosas colectivas desaparecieran. Pero, aunque se han reducido, no han desaparecido. Ello se puede deber a la introducción de nuevas tecnologías por algunas comunidades como medio para realizar la práctica colectiva. Es posible también, que dentro de las familias con las que se cohabita, ahora se puedan realizar de manera diaria prácticas colectivas. Las prácticas religiosas colectivas refuerzan lazos de cohesión e identidad.

Gráfico 3

Un elemento fundamental en la relación social es la visión que se tiene del otro. En nuestro estudio nos acercamos a esa conceptualización mediante las acciones que las personas que respondieron dicen que implementarán para conseguir un futuro mejor**. Una gran mayoría (71%) dice que estará más cerca de los seres queridos (la acción más importante) y un 41% dice que ayudarán más a los demás (en cuarta posición). El sistema de pautas relacionales antes visto tiene cierta consonancia con las acciones más importantes para construir un futuro mejor: la primera acción asociada a las relaciones fuertes y la segunda a los sistemas de relaciones más débiles. Las primeras tendentes a la consolidación de sistemas cohesionados y protectores y las segundas tendentes a la construcción de sistemas abiertos y globales.

Spring Street Social. Street art murals in Williamsburg, Brooklyn. Fuente: globalstreetart.com

La segunda y tercera acción para un futuro mejor son cuidar el medio ambiente y cambiar sus pautas de consumo. Ambas tienen una orientación medioambientalista con un concepto de otros más amplio e implican sistemas de relaciones de los humanos con el entorno vivo en el que viven.

La pandémica y el confinamiento han supuesto un cambio en las pautas relacionales fortaleciendo las relaciones fuertes de cohesión y debilitando las relaciones sociales más alejadas y abiertas. Quizás haya sido también una oportunidad de introspección que no solo ha aumentado la espiritualidad y la práctica religiosa diaria, sino que ha reforzado la importancia de ambos tipos de relaciones sociales para un futuro mejor***.

*Encuesta online “Relaciones sociales y vida cotidiana durante la crisis COVID-19” en http://www.ub.edu/epp/
** http://www.ub.edu/epp/escenarios-mas-probables-y-acciones-para-un-futuro-mejor/
*** Nos gustaría invitar a los lectores de Buddhistdoor a responder al nuevo cuestionario online “Relaciones sociales y vida cotidiana durante la crisis COVID-19”. El objetivo es estudiar los efectos que la crisis del COVID-19 ha tenido, y está teniendo, en las relaciones sociales y en la vida de las personas durante y después del confinamiento para identificar aquellas situaciones que más contribuyen al bienestar y poder hacer difusión de las mismas.

Pueden responder al cuestionario en el siguiente enlace: https://forms.gle/8yxmfDKeQATb7xBr8

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El profesor José Antonio Rodríguez Díaz completó su doctorado en Sociología en la Universidad de Yale (EE. UU.) con becas del Social Science Research Council y la Comisión Fulbright. Es Catedrático y ha sido director del Departamento de Sociología y director del Programa de Doctorado en Sociología, en la Universidad de Barcelona. Ha sido profesor visitante en el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard, en la Universidad de Yale y en la Universidad de California en Santa Bárbara. Sus investigaciones y publicaciones actuales se centran en el papel de las redes sociales en las organizaciones y sociedades, los estudios de futuros y las dimensiones sociales de la felicidad. Estas líneas de investigación convergen en el estudio de los procesos de transformación y articulación del budismo en la sociedad moderna.

Para más información ver: https://webgrec.ub.edu/webpages/000005/ang/jarodriguez.ub.edu.html#

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