Jardín zen, entre el silencio y la imitación natural

BELÉN AZAROLA

Símbolo, metáfora y soporte para la práctica: un recorrido por algunas ideas centrales del diseño de jardines japoneses. En diálogo con múltiples artes esta expresión de la filosofía zen sigue ganando interés mundial.

Ryōan-ji, el templo del dragón tranquilo y pacífico en Kioto data de fines del siglo XV y es famoso por este jardín seco ideado para ser contemplado. Fuente: japan-guide.com

Tradicionalmente, los jardines zen fueron espacios característicos de templos y monasterios budistas de Japón. La globalización y el interés creciente por esta tradición llevó a que diversos especialistas crearan distintos estilos de jardines japoneses fuera del ámbito religioso para formar parte de parques y jardines públicos del mundo, hoteles, embajadas, galerías de arte, por nombrar solo algunos espacios entre los variados ejemplos disponibles.

Los árboles del fondo son un ejemplo de “paisaje prestado” como integración con el entorno dado que varios de ellos están por fuera del Jardín Japonés de Buenos Aires. Imagen cortesía de la autora
Los árboles del fondo son un ejemplo de “paisaje prestado” como integración con el entorno dado que varios de ellos están por fuera del Jardín Japonés de Buenos Aires. Imagen cortesía de la autora

El vacío es el espacio que se transita. A su vez, el concepto de espacio es particular de cada cultura ligado a modos particulares de ser y estar en el mundo. Por este motivo, se desarrollan distintas estrategias espaciales para llevar adelante trabajos arquitectónicos y paisajísticos que creen espacios habitables. Llegar a un jardín japonés y detenernos para comprender alguno de los sentidos que lo recorre vuelve a desencadenar un proceso de sumersión en varios otros sentidos y así la tarea acaba por ser un ejercicio de acercamiento, experiencia y empatía con un tipo de diseño anclado en la filosofía zen; una invitación a la experiencia de otro mundo posible.

La cascada del Jardín Japonés de Buenos Aires es un ejemplo de simbolismo. Los guías del jardín establecen una analogía entre la cascada y la vida humana. Imagen cortesía de la autora
La cascada del Jardín Japonés de Buenos Aires es un ejemplo de simbolismo. Los guías del jardín establecen una analogía entre la cascada y la vida humana. Imagen cortesía de la autora

El elemento fundamentalmente distintivo de este tipo de diseño es el zen. Durante la presentación que dio el maestro Shunmyo Masuno en el 2018 en Brown University, el famoso monje y diseñador japonés señalaba que el zen no puede ser visto pero, cuando uno lo expresa en una forma tangible, se crea un modelo del zen; se trata del camino llamado hotoke que debe buscarse dentro de cada uno.

Los templos poseen un estrecho vínculo con las artes influenciadas por el zen, por eso, el diseño de estos espacios exteriores-interiores está atravesado por el camino de los jardines y las flores (kado), la vía del té (sado), la caligrafía (shodo), la pintura y la poética del haiku. Tomando el ejemplo de la pintura, el maestro Shunmyo Masuno explicaba que el arte del Sumi-e supone que el artista dibuje mentalmente y sin bocetos su idea entre 1 y 100 veces antes de crear materialmente el dibujo. En ocasiones, puede demandar más tiempo la preparación de la tinta que el trazado de la obra. Cada una de estas artes es una práctica profundamente espiritual.

Ejemplo de pintura Sumi-e. Fotografía extraída de la presentación de Shunmyo Masuno durante el 2018 en Brown University disponible en YouTube “The Art and Philosophy of Zen Garden Design”

La relación entre el jardín y el entorno es fundamental. Cuando se elegían los sitios en los que emplazar un templo era usual buscar un lugar de especial atractivo natural que más tarde sería traído al jardín generando continuidades en la lectura para enfatizar, de manera sutil e imitando las formas de la naturaleza, la conexión con ese entorno. Se trata de un diseño de tipo natural en el sentido de imitar a la naturaleza e integrándose tomando visualmente prestado el paisaje circundante. Para lograr esto, se utiliza principalmente asimetría, líneas curvas y materiales de la zona en el diseño.

Los materiales constructivos suelen ser naturales y livianos realzando a la vez lo efímero del tiempo. Entre los más comunes podemos nombrar la madera, el papel de arroz, la paja y el bambú. La imperfección como un valorado rastro de la humanidad artesana es considerada bella en este tipo de composiciones, asociada a un concepto fundamental de la estética japonesa: el wabi-sabi.

En su libro El elogio de la sombra, Junichirō Tanizaki enseña que la estética tradicional japonesa busca captar el enigma de la sombra como un juego de claroscuros y modulaciones sutiles. La belleza no se encuentra ni a plena luz ni en la oscuridad, sino en ese juego de opacidad liminal, en el silencio y la imitación natural. 

El jardín de Ritsurin conocido por sus lagos es un conocido ejemplo de integración con el entorno construido en Kioto a partir de 1625. Fuente: my-kagawa.jp

Fue a partir del silgo XIV que los monjes dieron origen a un tipo de jardín orientado hacia la meditación. El jardín seco o karesansui es un estilo particular de jardín zen pensado para ser contemplado y no transitado. El maestro zen Musō Soseki es un exponente en la materia y fue el primero en crear uno de estos jardines. En ellos, el agua es sustituida por arena que es rastrillada y rocas de distintos tamaños simbolizando montañas y ríos. Dos templos con icónicos jardines de este estilo situados en Kioto son Ryōan-ji y Daisen-in.

Musō Soseki (1275-1351). 
Fotografía extraída de la presentación de Shunmyo Masuno durante el 2018 en Brown University disponible en YouTube “The Art and Philosophy of Zen Garden Design”
Musō Soseki (1275-1351). Fotografía extraída de la presentación de Shunmyo Masuno durante el 2018 en Brown University disponible en YouTube “The Art and Philosophy of Zen Garden Design”

La simbolización de montañas y ríos da cuenta de otros dos principios de diseño que caracterizan a los jardines zen: el simbolismo y la miniaturización del universo. La escala reducida es otra estrategia de integración con el entorno a partir de la reproducción de los paisajes existentes. Esta integración es una forma más de generar continuidad interior-exterior dentro y fuera del jardín que también está presente en la relación que se suele establecer con la arquitectura del sitio donde está emplazado el jardín zen. Así es que entorno, jardín y arquitectura suelen presentar una marcada continuidad cuyos límites son a veces móviles o difusos.

Saihō-ji, El templo de las fragancias del oeste conocido también como el templo del musgo situado en las afueras de Kioto y dedicado a Buddha Amitābha. Fuente: wikipedia.org

El jardín japonés es polisémico. Lejos de poder definirlo, podemos decir que es una representación en miniatura del universo, es un recorrido para el hombre sobre el hombre, es un ejercicio de observación e imitación de la naturaleza, es una puesta en escena de las múltiples disciplinas japonesas, es soporte para la meditación y en palabras del maestro y diseñador Shunmyo Masuno:

“El jardín zen enseña las cosas tal y como son o el valor intrínseco de cada cosa, la conectividad, la armonía, la tranquilidad y la sacralidad del día a día.

Desarrollar un sentido de respeto por todas las cosas no es un paso pequeño en devenir un ser humano ético, tanto respeto por otros seres humanos como por el medioambiente en un sentido amplio.”

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Belén Azarola es antropóloga por la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y se especializó en Budismo Tibetano trabajando temáticas vinculadas a la traducción en la transmisión del Dharma, la transformación personal a partir de la práctica y la reflexión sobre las nociones de individuo y dividuo. Estudió Filosofía del Arte y Etnomusicología en Paris Sorbonne IV (Francia). Trabaja con los escritos de los indólogos Fernando Tola y Carmen Dragonetti. Tuvo un cargo docente en la Universidad de Buenos Aires y fue pasante en UNESCO (Francia). Participó en distintas Jornadas y Congresos Científicos de América Latina y forma parte de equipos de investigación argentinos desde 2011 (UNESCO, CONICET, UBA). Es paisajista por Pampa Infinita (John Brookes School of Garden Design en Argentina).

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